Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvide sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades.
Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones.
Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás.
Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones.
Siga los ejemplos de Florence Nightingale, de Albert Schweitzer, de Abraham Lincoln, de Tom Dooley, y olvídese de la grandeza.
Si es sabio, se lanzará a la aventura. Recuerde las palabras del General Douglas MacArthur: «No hay seguridad en esta tierra. Solamente oportunidad».
Vacíe sus días en busca de seguridad; llénelos con una pasión por el servicio.
Vacíe sus horas de ambición de reconocimiento; llénelas con la aspiración de logros.
Vacíe sus momentos de necesidad de entretenimiento; llénelos con el anhelo de creatividad.
Si es sabio, se perderá en la inmortalidad. Pierda su cinismo. Pierda sus dudas. Pierda sus temores. Pierda su ansiedad. Pierda su incredulidad.
Recuerde estas verdades: Un hijo debe olvidarse pronto a sí mismo para ser recordado. Debe vaciarse a sí mismo para descubrir un yo más lleno.
Recuerda que el mejor ejemplo de un verdadero sabio está en la persona de Jesús, quien se olvidó de si mismo y se dió por nosotros y nos pide que nosotros nos neguemos a nosotros mismos para que poder llegar al punto correcto de nuestra vida.
Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Lucas14:33
Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Filipenses 2:3,4